jueves, 23 de junio de 2011

"Everybody needs somebody to Love"

          La sonrisa se iba expandiendo conforme la película continuaba desarrollándose, mi hijo, me miraba asombrado, casi sonrojándose, por las risas que emitía y qse iban acompasando con el movimiento de mis pies.
        Sus figuras oscuras recortadas con sus pequeños sombreros, sus gafas negras escondiendo sus gastadas miradas por la juerga, aquella fusión entre la ternura y la delincuencia sorprendida por la tardía rebeldía, el blues de trompetas y saxofones, de teclados refulgentes me recordaban el porque me habían gustado siempre los musicales.
         "Hair", "Siete novias para siete hermanos", "Moulin Rouge", tenían su razón de ser en mi recordatorio socio-temporal, en esta entrañable, inocente e incomprensible película de principios de los 80's. Fermín totalmente delgado, siempre con su pelo rubio y corto, con sus ojos super abiertos y expresivos, bailaba sin parar, desplazando los pies hacia atrás, mientras cambiaba los brazos adelante y hacia atras, con las palmas abiertas y mirandose en destellos, con velocidad vertiginosa. A su alrededor el resto de los chiquillos, pues ninguno debería de tener mas de 16 años,  imitabamos este endiablado paso, donde el ritmo tan solo era seguido por nuestras pisadas, mientras con el aliento ahogado intentábamos cantar en "guachi-guachi" las incomprensibles letras en ingles que tanto nos entusiasmaban.
          Todas sus canciones las tarareaba, todas sus melodías me sonaban, mientras mis dedos tamborileaban sus ritmos y como flashback superpuestos, sus imágenes me iban volviendo a recordar los siguientes minutos del film y el tiempo, para mi ya remoto,  en el que me trasladaban.
          Sus disparates,  ahora los veía con ternura,  pero llegaban a resultare insulsamente histrionicos por el absurdo sentido de sus bromas y su hilo argumental.
         La música por si misma,  convertia una epoca en unos momentos que siempre recordaría con gran cariño. Sus personajes se convertirían en referentes de unas risas en nuestras comienzos y aquellos primeros litros de cerveza se verían inundados de tiempos eclécticos, donde menos los teléfonos moviles, todo comenzaba a discurrir en nuestras vidas. El Spectrum 128, llamaba a la puerta de los primigenios de las grandes videoconsolas....pero ese es otro cuento para otra ocasión, ahora solo nos debemos a ellos, los inconfundibles y efimeros ¡¡¡ BLUE BROTHERS !!!! Gracias John Landis, gracias Fermin.

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