martes, 4 de octubre de 2011

Mi imagen reflejada en el cristal

         Cuanto mas miraba mi imagen reflejada en el cristal del cerramiento del porche, mas caía en la cuenta de que era mas grande, que la sensación que me daba el estar sentado en aquella sala.
         Vale que no tengo ni un puto titulo que me avale.
         Vale que con mi palabra no consigo ni siquiera un curro de mierda.
         Vale que en muchos momentos últimamente tengo la sensación de estar enlazando una cagada tras de otra con demasiada asiduidad.
         Pero cuando miraba al pasado, cuando echaba la vista a tras y analizaba toda la serie de cosas que tenia, que poseía, que había creado a mi alrededor. Las sonrisas en los rostros de mis seres queridos. Los momentos de paz y satisfacción de mi familia. La honradez con la que había gestionado, mimado y encauzado mi vida, debía de tener un sentido positivo.
       Volví a observarme, hoy como últimamente, conjuntaba mis vaqueros azules o bluyins, como recientemente acepto la RAE, con la camiseta negra. La cara rasurada, la mirada firme, abierto de piernas marcando seguridad pero no petulancia. La frente amplia, brillante y limpia, mostrando una mente despejada y positiva, una cabeza grande, no solo de estructura, sino de miras y de certezas, pero me faltaba la chispa.
         Jodida chispa. Llevo tantos años buscándola que quizás el secreto este que, o no pongo todos los sentidos, o no llego a utilizar todas mis fuerzas en describirla.
         Pero se que esta ahí. Se que la tengo dentro. Se que me pertenece a mi y a mi gente. Que me lo debo y se lo debo. Que tengo que reaccionar, pues mi inteligencia y vitalidad va mas allá de todos estos momentos. Momentos que no odio, ¡ al loro! pero que cada vez, me vienen más largos. Se que me estoy enriqueciendo como persona, pero tengo la triste sensación de estar dejando escapar algo, y es esa confuso presentimiento lo que más rabia me da. Rabia por perder el tren que quiero y desconozco. Por no captar la esencia de lo que busco pese a que no pare de darle vueltas constantemente.
          Hoy no me apetece contarte lo que aquí digo, pero si quiero dejarlo reflejado, por que también forma parte de mi.
          Porque los sentimientos sucedidos en estos dos días merecen un trato de excepción.
           Quizás porque después de 15 meses, hoy estoy mirando al estado del PARO, a mi vida de desempleado, en el rostro impertérrito de mis 80 compañeros, viendo con demasiada crudeza la verdad de mi estado laboral, tomando conciencia de que el momento del salto esta cada vez mas cercano, de que es mas inminente y me da miedo darlo. Miedo a decirle adiós a mis ilusiones porque no puedo gozar de la Diosa fortuna en este aspecto, aunque en realidad.....
        ¿ Tengo motivos para quejarme?
         Yo creo que no y sin embargo lloro.
     

No hay comentarios:

Publicar un comentario