sábado, 23 de junio de 2012

- El vaso de Meli -

     



         Un sol resplandeciente rompía la mañana, un ambiente expectante removía los primeros rayos de luz, mientras unas oscuras sombras se cernían inquietantes sobre sus pensamientos.

         Aquel día no le apetecía afeitarse, sabia que su higiene personal era super importante al estar cara al publico, pero un paréntesis ocasional no le llegaría a empeorar las cosas.

         El café frió, las tostadas quemadas, el aceite de oliva imperceptible, y una gran vaso de agua le aportarían las energías suficientes para traspasar la puerta de la calle y hundirse inmisericorde en el coche.

         Sabes de antemano que cuando quieres afrontar un envite del índole que sea, un aporte equilibrado de calorías te añade el suficiente grado de fuerza, pero hoy no era el día.

         La mañana se fue distorsionando entre "noes" y "quizás mañana", caras serias y sonrisas falsas, rostros alargados y negativas continuas. Las horas se fueron extendiendo y convirtiendo en años. Las campanadas del reloj daban las 12 del mediodia,  cuando creía haber pasado mas de 10 años desde que salio del hogar.

         Tras asomarse en innumerable momentos a la pantalla apagada del Casio F-91W, del que gustaba fardar, que le adornase su muñeca como al resto de sus clientes, comprobó con estupefacción, que las 14 horas habían llamado a la puerta.

          Con la mayor de las desganas comenzó a rebuscar entre los carteles de la carretera un menú apropiado a la asignación delimitada por la empresa. 

          Son esos momentos en que las dudas asaltan constantemente tu cabeza y no atiendes a tomar una decisión coherente aunque se tratase de un "susto o muerte" entre una tumultuosa tribu de caníbales. - Haber pedido muerte - Se decía a si mismo cuando intentaba tomar la entrada de cualquier restaurante de mala muerte.

           Pero ocurrió. Sus manos manejaron el auto, como dirían los hispanos, sin tomar contacto con la realidad, hasta llegar sin saber como ni porque, a la entrada del restaurante famoso de comida rápida de la localidad. Sabia que nunca había tomado ni un café fuera del horario nocturno en ningún establecimiento de ese tipo, de manera que el romper con un tópico le animo a pasar al mismo.

          Delante de la enorme carteleria de hamburguesas variadas, buscaba a su pareja para solicitarle que se pedían, pero hoy estaba solo frente a la miscelánea de platos y sabores.

         - Buenas tardes, le puedo atender - Un chico repleto de acné le miraba solicito para hacer la comanda.
         - Si, si eres tan amable me podrías pedir una hamburguesa Krosti-pinki, con ensalada y una cerveza bien grande.
          -¿ El señor va a tomar menú?
          - No, solo lo que le he dicho, contesto aturdido -  Mientras, una sonrisa irónica levantaba el bozo del pavisoso adolescente.
          - Disculpa- interrumpió - Me pedirías un café para llevarme luego, si eres tan amable.
          Una pareja de jóvenes enamorados, le miraron con curiosidad ante tanta corrección reinante.
        - Si señor, son 8 con 15, le dejo el ticket del café y luego se pasa a recogerlo cuando vaya a tomárselo 


         Asió la bandeja con cuidado de no derramar la cerveza fría que acababa de escarchar el vaso de plástico de la marca suministradora y busco de un vistazo rápido un sitio donde poder sentarse. Apenas había recorrido unos metros, a su izquierda vio tres mesas individuales consecutivas y en la ultima de ellas a una atractiva joven comiendo con sosiego su almuerzo.


         - Disculpa, puedo sentarme - Le preguntaba mientras indicaba con la bandeja, la mesa mas alejada de la chica.
         - Por su puesto, esta vacía - Contesta con una encantadora sonrisa, mientras un mechón de su preciosa cabellera rubia se desliza sobre el hombro.
         - Gracias - Azorado por para el, atrevimiento, se sentó con lentitud, dispuso todos los alimentos en orden, sazono la ensalada y se dispuso a leer el suplemento dominical del domingo anterior. 
         Cuando comenzaba a tomar contacto con la realidad que le envolvía, comprobó con sorpresa como todos los comensales portaban un vaso de Coca-Cola de promoción sobre sus bandejas o les acompañaban en las mesas. Giro su ruborizada mirada hacia la encantadora acompañante y le pregunto:
         - Perdona, ¿ Porque dan los vasos de propaganda, que hay que pedir?

         Una amplia sonrisa ilumino su rostro y con unos enormes ojos verdes o azules, no los llego a distinguir, pues el fulgor de su boca lo inundaba todo, le contesto - No tengo ni idea, me lo han depositado en la bandeja sin pedirlo y aun en estos momentos estaba dándole vueltas a la cabeza que hacer con el, pues en breve me iré de esta ciudad y siempre me gusta ir con el equipaje preciso. ¿ Lo quieres ? Te lo regalo.

         En ese preciso instante un millar de extraordinarias vibraciones inundaron el local. Aturdido y sorprendido por tanta e inesperada amabilidad, repaso uno a uno a todos los clientes del McDonald's que le alcanzaba la vista y reparo, en que todo el mundo sonreía. Agito la cabeza a izquierda y derecha intentando salir de su estupor, para girar nuevamente su extrañada mirada ante aquella sorprendente mujer.

         - Si por supuesto, gracias, si  fueses tan amable, a mi hijo mayor le haría mucha ilusión.... - Y sin darse cuenta, comenzaba a relatarle alguna anécdota referente a su familia. La paz le inundo los pensamientos al acercarse a los suyos tras una dura mañana de trabajo, sin percatarse,  una sonrisa le acompaño en su diatriba y la amable mirada de la joven no dejo de escucharle.

          Después, cada uno prosiguió con su cometido y ambos acabaron sus respectivas hamburguesas, no sin antes él, haberse acercado al mostrador del restaurante para solicitar su vaso correspondiente y que el adolescente camarero había obviado obsequiarle. - Es que tengo dos hijos - Se excusaba al volver a su mesa mientras la chica le saludaba con la miraba sonriente.

         A partir de ese momento su jornada cambio, todavía hoy en día intenta discernir cual fue la llave del cambio, si el rememorar a sus pequeños con tanto amor, o las fantástica armonía que irradiaba aquella formidable mujer.

        Cuando la encantadora rubia de cabello ondulado se levanto para irse, el no pudo por menos, que darle las gracias por lo que inconscientemente había hecho por él, aquella singular mañana. Quizás ruborizada por sus explicaciones, hizo una leve negación acompañada nuevamente por una encantadora sonrisa y le contestaba: -La felicidad es un estado mental, y perdona...¿ Cual es tu nombre ?

         Le contesto con ilusión, aunque quizás balbuceando por los nervios,  y antes de que se fuese, se atrevió a preguntarle también su nombre.
        - Meli, mi nombre es Meli.
      - Bonito nombre, encantado de conocerte Meli. Te garantizo que no te olvidare nunca. Ha sido un enorme placer el cambio que me ha producido tener la fortuna de conocerte y poder hablar contigo. Que tengas muchisima suerte en la vida, adios -
        - Gracias, igualmente, adiós ....- Y con una dulce melodía nombraba su nombre al despedirse.

         Se sentó en la mesa y con gran cariño se quedo embelesado mirando "el vaso de Meli" y pensando detenidamente en lo importante en la vida que es seguir siempre hacia adelante pese a la adversidad y lo maravilloso que es ir regalando buena armonía haya por donde vayas, porque sin lugar a dudas te sera devueltas con creces sin esperarlo.

         ¡¡¡ Que seas muy feliz, Meli. Gracias por el vaso!!!!

martes, 5 de junio de 2012

Música y África en el mundo.


- Si te apetece dale al play y lee :) -


          Pasos cansados, mentes despiertas, sonrisas pesadas y besos amargos.
          La canción cadenciosa, melodía rítmica y familiar, las risas blancas y los rostros serios.
          La letra curiosa, momentos pasados, Bob Marley  y  sus hijos, imágenes del presente, deseos del futuro.
          La vida a borbotones en tierra seca, la negrura del sol, la alegría de la existencia.
          Sus voces melodiosas y contundentes, timbales y palmas secas batiendo sus pieles, moviendo sus corazones.
          Países extraños, tierras nuevas, ciudades perdidas, gentes olvidadas.
          Sus historias, nuestras vidas, sus saludos, nuestros sueños, la música nexo de unión.
          Guitarras, timbales, banjos, cascaras de nuez, naturaleza herida, expresiones de libertad.
          Sombreros solidarios y roídos, cabellos de identidad, prendas amplias y coloridas mostrando su independencia.
          Miradas ocultas, perdidas, desafiantes, anhelantes y cariñosas, de niños en adultos y de adultos en niños.
          Ritmo, vida y amor, ritmo, vida y amor, ritmo, vida y  ...   , y más ritmo.


          El mundo gira y gira independientemente de nuestra existencia. Nosotros somos el centro de nuestras vidas y el borde de nuestra solidaridad, vienen tiempos difíciles y debemos de aprender de quienes tanto nos han necesitado y tan poco han pedido o exigido, solo dignidad y cuando la han buscado en nuestras esquinas, en nuestros callejones, atravesando nuestros muros, los hemos repudiado, los hemos perseguido y aun así continúan con nosotros.

          Comencemos a despertar porque el sueño se acaba....




- Hoy me encontré con este vídeo de música africana, recomendado por el programa de TV #lanube, me gusto y lo comparto :)  -