domingo, 22 de junio de 2014

Encantado en el bosque



          La música de cualquiera de las emisoras locales que escuchaba últimamente, se le hacia cada vez más llevadera, el cambio de culturas irremediablemente lo notaba en cada momento que vivía en esa bella tierra del centro de europa. Pese a que no se acostumbrase a su rudo invierno, los veranos eran cálidos y las estupendas temperaturas de este principio de temporada se había encargado de  poder olvidar las cruentas temperaturas de hace unos meses. 

         Su Range-Rover cruzaba velozmente los caminos de aquella recóndita parte de aquel alejado país donde las circunstancias laborales le habían llevado irremediablemente empujado por la escasez de futuro en su tierra debido a los cambios producidos después de la debacle económica mundial y que con tanta virulencia se había cebado en su mediterráneo país.




         Unos extraños charcos se encontraban frente a él, y bien por el efecto aturdidor de la  alta música, bien por su incapacidad de olvidarse de los problemas que su nueva etapa como ingeniero en I+D de la potente  multinacional que le había contratado por menos de la mitad del sueldo de los supervalorados ingenieros alemanes, durante un periodo no mas de 2 años y superior a seis meses ( así rezaba la clausula de duración de su contrato ) la cuestión es que no se percato de que en la parte central del mismo se vislumbraba una puntiaguda piedra que cortaría irremediablemente el cárter cuando se pospusiese a cruzar sobre el mismo.

         El ruido ensordecedor de su motor mal herido se hizo insoportable a los pocos kilómetros de cruzar el mismo, justo cuando los últimos rayos del sol comenzaban a ocultarse tras el espeso manto del frondoso bosque que intentaba cruzar para según él, acortar y así ahorrarse casi una hora de viaje.

       El ronroneo se sofoco cuando detuvo el robusto automóvil en la cuneta para realizar una llamada telefónica al seguro del vehículo de alquiler y que le sacasen lo antes posible de ese aislado lugar. Cuando se dispuso a introducir los números del servicio de grúa se percato de que su smart-phone se encontraba a punto de extinguir, pues había realizado unas cuestiones laborales muy importantes mientras almorzaba sin haber tenido la precaución de volver a alimentar la batería del mismo.

        Cuando la operadora se disponía a anotar la situación aproximada donde se había quedado averiado su 4x4, la batería del móvil dio su ultimo latido y expiro. 

      Desconcertado, en mitad de un majestuoso pero a la vez tenebroso bosque, se sentó pensativo intentando dar una solución al problema que le acababa de acontecer.

       Mientras intentaba devanarse los sesos y cuando el tiempo pasaba irremediablemente, cuando la desesperación por la tardanza a la reunión a la que debía asistir a la mañana siguiente se le hacia más insoportable apareció.

          Silbando, ajena a la ansiedad que se adueñaba de él, se acercaba tranquila en su bicicleta  Rubia como las doradas valquirias nórdicas, con su media melena ondulando a cada pedaleada, luciendo unos vivísimos ojillos grises, y una de sus mejores y esplendidas sonrisas pues la jornada laboral había sido fructífera y satisfactoria, con un aspecto angelical que haría las delicias de cualquier pintor del renacimiento, llego a su altura. Al percatarse de su presencia, de primeras su capacidad de reacción le puso a la defensiva y mientras evaluaba con rapidez la situación se vio forzada por su carácter altruista y el sentido hospitalario de aquellas buenas gentes, a detenerse y preguntar en un ingles con un fuerte acento del este europeo, por la situación del apesadumbrado conductor.



         Él se quedo fijo, extasiado, sin apenas poder articular palabra, al verse sorprendido ante tal belleza y gentileza dadas las circunstancia, su interlocutora se percato de su memez y esbozo una inocente y halagadora sonrisa, a la vez que se sonrojaba por la aduladora mirada de este y volviendo a repetir su pregunta una vez más al accidentado y admirado viajero.

         Reacciono con torpeza ante la sorprendente hermosura de aquella joven lugareña contestando en breves y concisas palabras en su rustico pero elaborado ingles la situación que le ocupaba. Mientras ella estudiaba atentamente la fragilidad de la mirada de aquel rudo español, comenzó a fraguar una inmediata solución y aventurándose sin saber porque, le ofrecía llevarle hasta su casa para desde allí poder realizar la llamada telefónica necesaria para  solicitar la necesaria grúa que le remolcase hasta su misma localidad y una vez allí buscar un alojamiento.

         Nervioso, por la impactante belleza de la chica y desubicado ante tal ofrecimiento ante un desconocido, accedió inmediatamente mientras sacaba del vehículo una bolsa con su portátil y la documentación del ultimo proyecto junto a su pasaporte y con paso firme pero impaciente comenzaba a caminar a su lado, mientras con gran torpeza preguntaba excitado cosas sobre ella. 

          El sitio aun más alejado de lo esperado,  les permitió ir construyendo una larga y grata conversación mientras las miradas de aprobación al principio y de satisfacción posteriores comenzaban a vislumbrar suaves y cariñosos guiños de amistad. Los minutos se sucedían al igual que la ilusión por compartir información a dos bandas de ambos, en un ingles atropellado y cada vez más inexacto debido a la celeridad e ilusión que ambos iban poniendo en la charla. La noche comenzaba a cerrarse cuando unas gotas del inicio de una nube de verano comenzaron a aparecer. Ambos inmediatamente corrieron a cubrirse en un pequeño establo que aun se situaba a varios kilómetros del centro rural más próximo y que por fortuna se encontraba abierto. 


         En la granja deshabitada y con al respiración entrecortada por la carrera final que ambos habían realizado para llegar al refugio se detuvieron sonrientes como chiquillos. Los cabellos desordenados y húmedos de ella se alborotaron frente a su precioso rostro dándole un aspecto aun más juvenil que el que tenia, e incrustando sus ojos en lo más profundo de la tierna mirada de ella, él intento descifrar el final del atrevimiento del que se disponía a realizar, pero el tiempo se detuvo, la lluvia incremento su fuerza y en el retumbar de las gotas sobre el tejado de madera ella fue quien se atrevió a agarrarlo con suavidad mientras le acallaba la impaciencia con un apasionado beso que sería el preámbulo a una pasión desenfrenada pero tierna y delicada a la vez que se convertiría en el sueño que ambos buscaban en sus atractivas vidas para completar su plenitud con la presencia de aquella persona que venga de donde venga, aparezca donde aparezca te da la certeza de que la felicidad esta encerrada en lo más profundo de sus ojos.


sábado, 14 de junio de 2014

Despertando!!!




         "Acurrucado, abrazando sus rodillas flexionadas contra el pecho con ambos brazos, sollozaba con suspiros rítmicos, mientras unos enormes gotones salados recorrían sus tiernas mejillas acurrucándose poco después en la comisura de los labios.

         Levanto la mirada con precaución, buscando o bien una explicación o bien un momento de alivio que le indicase que todo había pasado. Giro la cabeza hacia su derecha y comprobó que todos sus libros, sus lapices y sus recién comprada mochila se encontraba totalmente esparcida por el pavimento.

        A sus pies encontró la bola de papel de aluminio que hace unos minutos envolvía su merienda y que con tanto amor había envuelto su mamá para que pudiera pasar la tarde con las energías suficientes que un niño de 9 años necesita para su crecimiento.

        Alzo la vista y vio unos enormes rayos de sol desvanecerse tras la enorme muralla del colegio. Se levanto con parsimonia, enjuagándose las lagrimas con el dorso de la mano, mientras con grandes absorciones recogía la mucosidad creada por el llanto"

        Pi, Pi, Pi, Pi ... una robusta mano salio veloz de la cama y con un certero manotazo acallo el incomodo sonido de la alarma del radio-despertador. Intento desperezarse mientras con un potente salto se quitaba las sabanas de encima. Se levanto con el estomago revuelto sin recordar el porque. Anduvo con dolor de rodillas hasta el baño y se despejo con un fuerte restregon de manos inundadas de agua fresca y jabon sobre su rostro, repitió la operación un par de veces más y salio aun tambaleante del cuarto de baño.



         Al acercarse a la habitación de sus hijos comprobó con desagrado como la angustia le aumentaba en el estomago, abrió el dormitorio y entro con sigilo para arroparlos una vez más si fuese preciso. Se detuvo durante unos preciosos instantes comprobando la paz que acompasaba la respiración de su prole y sonrió dulcemente al recordar las notas finales que le habían enseñado el día anterior y la cara de satisfacción con la que le observaban mientras endulzaba con halagos el trabajo que habían realizado durante todo el invierno.

         Cerro tras de si la puerta con suavidad para no entorpecer el sueño de los pequeños y con gran cautela se dirigió a la cocina para hacer un café fuerte con el que poder emprender un nuevo día.

         Y fue allí, sentado frente al apagado televisor, asido con ambas manos a la taza de café caliente, donde fraguo la decisión que la vida le había exigido desde hace muchos años, y por fin, con la determinación que unos pequeños infantes ignorantes de los pesares de la vida le aportaban se calzo una de sus mejores sonrisas y con fuerza, energía y determinación se dirigió hacia el puesto de trabajo que habia desempeñado los últimos 20 años para expresar con firmeza su desconformidad sobre ciertos aspectos en el trato recibido tanto por él, como por parte de sus subordinado,s asumiendo plenamente las consecuencias de su atrevida pero lógica decisión.

          Al cerrar la puerta de la casa tras de si, sintiéndose totalmente liviano, comprendió que los temores que nos atenazan solo son grandes cargas difíciles de soportar y que mas temprano que tarde debemos dejar lastrar antes de que nos opriman para siempre sin dejarnos despegar con nuestros sueños y nuestros principios hacia le plenitud de nuestra existencia.


                                                                            " A Meg, por despertarme"