Arboles y arbustos, piedras jalonadas de hiedra o musgo hiriente.
Verde, vegetación insistente.
Tu mirada resplandeciente entre la espesura de tus labios, tu sonrisa acariciando el frió viento del camino, caminos espesos de momentos tensos y arropados. instantes seleccionados de entre la bruma del amor.
Acaricio tu cabello, enredando mis dedos entre tus risas y serpenteas tu felicidad sobre mi rostro.
Delante los pequeños corren distraídos mientras el sol comienza a ocultarse tras las inquietantes lineas oscuras de la sierra.
Me abrazas, te tomo entre mis lazos, te encierro en mi candor rejuvenecido y expreso con susurros los desvelos de mi corazón con ternura sobre los esquivos rayos del sol que nos abandonan.
Me entrego a ti, hoy otra vez, como debería ser el calor del fuego del hogar invernal, cálido y apasionado, protector y envolvente, y con una enorme sonrisa, te beso.
Como besa la vida a la libertad, como se merece el enamorado del mundo, como te mereces tu, con verdad y sobredosis de amor.
Y mientras tanto paseo junto a ti, a tu paso, paso sereno y agradecido, Paso firme y decidido, Paso fortalecido por el rumor del silbido de mi respiración candente.
Y paseo ... y disfruto de ti.